Y es que creo que en estos momentos podría llenar un océano con mis lagrimas, después de esto note que es imposible que estas se acaben, son una fuente interminable de emociones perdidas, de sentimientos encontrados, de discusiones infinitas, son todos esos malos recuerdos que se reflejan en mi mirar y caen con abrir y cerrar de ojos. Son mi lista interminable de deseos sin cumplir que caen lentamente en dirección al suelo, mientras yo bajo la mirada y los veo desaparecer ante mis ojos, cuando apenas unos minutos atrás esos deseos me pertenecían, eran tan míos y ahora los pierdo, entonces es como si nunca hubiesen sido míos, nunca fueron tuyos tampoco, entonces, ¿de qué viví todo este tiempo?, de deseos prestados, de pasiones ajenas, de anhelos perdidos? ¿Cómo saber que me pertenecían? ¿Cómo saber que eran míos? ¿Qué significaba tener mis propios deseos? ¿Cuáles eran mis verdaderos deseos? Y entonces solo me llene de dudas, de preguntas, de cuestionamientos estúpidos, un interrogatorio sin fin, donde mi mente pedía una respuesta y mi alma se negaba a responder. ¿Que debía hacer? No podía obligarme a responder algo de lo que ni yo misma estaba segura, porque respuesta no tenía. Todo se tornaba cada vez más confuso, una discusión interminable, y es que mi mente y mi corazón nunca buscan la misma razón, nunca van por el mismo camino, y por eso tomar una decisión es mi dilema sin solución.
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