noviembre 17, 2009

La banca de los recuerdos II


Un lunes por la tarde después del almuerzo Alicia subió a su habitación para ponerse ese vestido rojo que Daniel adoraba ver cada vez que ella paseaba por las calles, después de ponerse su perfume preferido y peinar esos rizos negros que dejaba caer por su espalda, se sentó en la cama. Algo angustiada se puso a pensar, ¿Cuánto tiempo más soportaría estar alejada de Daniel? ¿Por cuánto tiempo su amor tenía que estar separado por un par de paredes? Ya no veía la hora de escaparse con él, irse lejos donde nada sea un impedimento para ellos. Lo amaba, ella lo sabía muy bien. Aunque todos digan que eran muy jóvenes para saber lo que era realmente amor. Después de un momento se paro y decidió salir, pues se decía a si misma que era peor quedarse en casa y atormentarse.

Entonces salió, y caminado en dirección al sol termino su paseo en la banca de siempre, el, como todas las tardes la esperaba en su ventana, sus miradas se encontraron y ella le regalo una sonrisa al tiempo que él le guiñaba el ojo, después de un rato ella se paro, le sonrió por última vez aquel día y camino hacia su casa, pensando que ganas no le faltaban para salir corriendo en su encuentro.

Pasaban los días, y ese pensamiento de angustia se apoderaba más de ella, ya no soportaría un día más separada de Daniel, pero sabía que su padre haría todo por impedirlo. Después de todo lo único que mantenía sus sentidos despiertos era ese paseo a luz del ocaso cada tarde de abril, esperando llegar a esa banca para contemplarlo como la primera vez. Tenía que hallar la forma de estar con él, se necesitaban como los hombres necesitan el aire, no veía el día de estar entre sus brazos, y decirle al oído cuanto lo amaba.

noviembre 16, 2009

La banca de los recuerdos I


Alicia se encontraba sentada al pie de la ventana, mirando la lluvia caer, estaba tan fría que hasta la taza de café caliente que llevaba en las manos se enfrió. Sacó el último cigarrillo de la caja, lo prendió y lo consumió lentamente, sabía que no soportaría hasta mañana para comprar otra caja, se habían vuelto su escapatoria cuando aquellas tardes de abril se dedicaban a torturar su mente y llenarla de recuerdos baratos y momentos de ansiedad.

¿Qué podía hacer? Pensaba ella, mientras la lluvia se llevaba consigo cada uno de sus sueños, y su mirada no se alejaba de aquella banca que se veía desde la ventana de su habitación, mientras se le acaba el último cigarrillo del fin de semana y sus ojos pardos no dejaban de mirar la banca de los recuerdos, donde todo empezó aquella tarde de verano después de su paseo por el parque como lo hacia todos los días al entrar el ocaso, al finalizar su caminata se sentaba un rato en aquella banca, según decía ella solo se detenía un momento a pensar, mientras veía como los últimos rayos del sol de ocultaban tras el océano.

Pero en el fondo sabía que no era así, sentarse en esa banca solo era la excusa perfecta para ver el rostro de Daniel en la ventana al tiempo que sus miradas se cruzaban, era lo único que podía tener de él, una mirada tierna en una tarde de abril, porque sabía que ni su familia ni la de el aceptarían tal cosa decían que eran muy jóvenes aun y debían conocer más gente, pero Alicia sabía que era solo una vaga excusa que su padre solía utilizar, para mantenerla alejada de él, eran solo cuestiones económicas que Alicia conocía muy bien y que su padre no quería admitir.

Pero ninguna de esas excusas era impedimento pare Alicia saliera cada tarde y se sentase en aquella banca a contemplarlo lentamente.

Juguemos a ser amantes III

Pues debo admitir que me resultaba divertido, tentador, vernos a escondidas y dejar que nuestras pasiones se fusionen en una. Pero creo que eso es parte del pasado. Ahora tú y yo estamos comprometidos, ese tipo de juego ya no viene al caso.

El la miro y por un momento pensó, que pasaría y ese juego volviese a empezar, porque no podría negar que no había dejado de pensar en ella, no con la misma frecuencia que antes, pero igual la seguía necesitando. Entonces se miraron intensamente, la cogió de la cintura acercándola más a él, y así poder sentir su cuerpo junto al suyo, se besaron como nunca antes, un beso lleno de pasión, deseo y sobre todo después de tanto tiempo transcurrido. El encuentro se tornaba cada vez mas intimo, los dos lo sabían que era lo que habían estado esperando todo este tiempo, pero no se atrevían a admitirlo. Era ahí cuando esa botella de vino surgía efecto, el la tomó de los brazos y la llevo a su habitación, entonces descubrieron que el deseo de estar juntos a escondidas estaba más vivo que nunca y que después de aquella noche, el juego no terminaba, era solo un nuevo comienzo.

Juguemos a ser amantes II

Entonces decidida a resolverlo salió en su encuentro, no sabía que sentir pero estaba segura que no se iría de ahí sin una respuesta. Ya en la puerta de su departamento, envuelta en nervios tocó el timbre.

El abrió la puerta, sorprendido le dijo: ¡Claudia, vaya sorpresa!

Ella, lo miró y le dijo: Hola Matías - y algo dudosa preguntó - ¿Cómo has estado?

El guiado por la confusión le respondió: Bastante bien la verdad. ¿Qué te trae por acá? Ha pasado tanto tiempo.

Después de un momento de silencio le dijo: Solo quería devolverte tu chaqueta, pensé que la necesitarías.

El sorprendido le dijo: Vaya ya me había olvidado de ella. Pero porque no pasas conversamos un rato mientras abro una botella de vino. -Ella lo pensó, sabía que había dos posibilidades, que todo quede en una conversación de amigos o que resurja esa llama, y ese juego de amantes comience de nuevo pero si no entraba nunca lo sabría.- A lo que respondió: Esta bien, una botella de vino no me vendría nada mal.

Mientras él buscaba una botella de vino ella se sentó en el sofá, pensando como terminaría aquel juego que empezó poco más de un año atrás. Después de encontrar el indicado para la ocasión, el le ofreció una copa y se sentó a su lado, el tiempo empezó a transcurrir más lento de lo normal, sus miradas se cruzaban por momentos.

Luego de hablar de todo lo que había pasado en todo ese tiempo que no habían mantenido contacto ella se armó de valor y le preguntó: ¿Por qué Matías?

El algo nervioso respondió: No podíamos continuar así, escondiéndonos de todos, siendo solo amantes, no tenía futuro esa relación, además de servía que nos engañáramos así, si todo lo que pasamos no era amor era solo deseo y pasión.

A lo que ella le dijo: ¿Entonces este juego de amantes acabó?

El la miro por un buen rato y luego le dijo: ¿Nunca quisiste que acabe verdad?

Juguemos a ser amantes I


Hacía ya más de un año que no se veían, después de cuatro meses de verse a escondidas cada viernes por la noche en el pub de siempre, de pronto dejaron de verse, paso más de un año sin saber uno del otro, pero aun existía en ellos esa llama de pasión que encendieron la noche que se conocieron, no terminaron muy bien, ella no perdonó que él no la volviese a llamar y él creía que ya era hora de pisar la realidad. Pero una tarde buscando entre sus recuerdos encontró aquella chaqueta de cuero que el algún día le prestó y ella nunca devolvió, era la excusa precisa para volverlo a ver después de tanto tiempo, por excitante que sonara la idea los nervios recorrían todo su cuerpo, iba a volver a ver al hombre al que se entrego un viernes por la noche, aquel hombre que con un solo rose la hacía vibrar de pies a cabeza, y que con un solo beso la llevaba lejos, pero lo estaba dudando pues sabía que no lo buscaba para devolver aquella chaqueta, lo único que ella quería saber era si aun existía esa llama de pasión entre los dos, porque no podemos decir que es amor, era un juego de amantes al que ellos no podían resistirse. Después de un remolino de dudas ella se decidió a buscarlo por más miedo que tuviera sabia que la curiosidad por saber si aun pasaba algo era más fuerte que todo lo demás.

noviembre 14, 2009

Una cuestion de amantes


Y somos amantes de un mismo destino

cuando cada noche nuestras almas se juntan volviéndose una

y caminamos bajo la sombra de ese amor que solo podemos vivir en las noches,

cuando la luna ilumina nuestros mas profundos deseos

y desata nuestras mas intensas pasiones

aquellas pasiones que nos abren un mundo de posibilidades cada noche

y que se desvanecen en un amanecer incierto y es ahi cuando

tu cuerpo y el mio se esconden del mundo

y se refugian tras esos suspiros ahogados

que se pierden en el aire.



noviembre 10, 2009

Una razon para temer


¿Qué motiva nuestros miedos y genera nuestros temores mas profundos?

¿Qué es lo que hace que surga esa angustia que nos atrapa o ese pánico que hace que nos encerremos en lo mas profundo de nuestro inconsciente?

Que no reaccionemos ante nada perdiendo uno a uno nuestros sentidos,

debilitnado nuestra mente y desnutriendo nuestro corazón, que poco a poco se va secando en el vacio donde nos dejamos caer para olvidar que los problemas existen,

causando solo que nuestros miedos opaquen nuestros sueños y los arranquen del alma,

dejándonos en un torbellino de emociones, que nos envuelven y nos llevan a ese rincon donde nuestros mayores miedos cobran vida, donde nuestras peores pesadillas se hacen realidad,

y son esas mismas emociones las que se apoderan de nosotros lenta y dolorosamente,

Porque no sabemos equilibrar nuestros miedos con nuestras fortalezas,

porque nos dejamos vencer rápidamente, y olvidamos que tenemos sueños que son mas grandes que el mismo temor de no cumplirlos.