noviembre 16, 2009

Juguemos a ser amantes I


Hacía ya más de un año que no se veían, después de cuatro meses de verse a escondidas cada viernes por la noche en el pub de siempre, de pronto dejaron de verse, paso más de un año sin saber uno del otro, pero aun existía en ellos esa llama de pasión que encendieron la noche que se conocieron, no terminaron muy bien, ella no perdonó que él no la volviese a llamar y él creía que ya era hora de pisar la realidad. Pero una tarde buscando entre sus recuerdos encontró aquella chaqueta de cuero que el algún día le prestó y ella nunca devolvió, era la excusa precisa para volverlo a ver después de tanto tiempo, por excitante que sonara la idea los nervios recorrían todo su cuerpo, iba a volver a ver al hombre al que se entrego un viernes por la noche, aquel hombre que con un solo rose la hacía vibrar de pies a cabeza, y que con un solo beso la llevaba lejos, pero lo estaba dudando pues sabía que no lo buscaba para devolver aquella chaqueta, lo único que ella quería saber era si aun existía esa llama de pasión entre los dos, porque no podemos decir que es amor, era un juego de amantes al que ellos no podían resistirse. Después de un remolino de dudas ella se decidió a buscarlo por más miedo que tuviera sabia que la curiosidad por saber si aun pasaba algo era más fuerte que todo lo demás.

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